Las riquezas artísticas que alberga el
monasterio, donadas como ajuar por las nobilísimas damas que entraban en él, lo
han convertido en uno de los principales museos de Madrid, que luce largas
colas de visitantes nacionales y extranjeros durante todo el año. No obstante,
este tesoro interno no es mi objetivo, sino el tesoro externo en el que destaca
la fachada principal, con una portada atribuida a Antonio Sillero, en la que el
pedernal luce con todo su esplendor.
El monasterio es otro de los grandes
exponentes del “estilo Austria”, y aunque el excesivo tráfico ha hecho
desaparecer buena parte de lo que debió ser su recoleto encanto primitivo, el
hecho de contar con un fuerte desnivel hacia la calle Arenal, permite disponer
de una magnífica perspectiva de la fachada, cosa que tantas veces se echa de
menos en otros edificios notables de Madrid, agobiados por las construcciones
adosadas, como ocurre, por ejemplo, con la Capilla del Obispo en su fachada
este.
La fachada de las Descalzas está plenamente
incorporada a mis imágenes juveniles dado que mi colegio, el San Ignacio
Obispo, estaba ubicado en el número 3 de la travesía de Trujillos, callecita
alineada con dicha fachada. El colegio ocupaba la gran mayoría de la primera
planta de la manzana, con balcones a la calle y travesía de Trujillos y a la
plaza de San Martín. Concretamente, desde estos balcones, la mirada extraviada
por la densidad de la filosofía, el latín o la física (entonces no había
“cono”) terminaba descansando en las Descalzas, aunque ello no quiera decir que
apreciara entonces todo su valor. El colegio se cerró, llevándose un puñado
de buenos recuerdos, y el edificio ha sido vaciado y reconstruido hace unos
pocos años.
En la Encarnación el pedernal está en cuarteles de
parecidas dimensiones, separados por una única fina fila de ladrillos. El
pedernal está como incrustado, separados los bloques por una llaga blanca, que
proporciona al cuartel una apariencia de vidriera, mientras que la llaga del
ladrillo está hundida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario