lunes, 10 de diciembre de 2012

San Ginés

Al parecer, San Ginés fue en sus orígenes una hermita del Madrid medieval, ya que existe constancia de su presencia en el año 858, situada en el arrabal del mismo nombre, limitado por el barranco del Arenal.

En 1642 sufrió un incendio que destruyó la capilla primitiva, siendo reconstruida, habría que decir que reedificada dado que los restos tuvieron que ser derruidos. El responsable de la reedificación fue Juan Ruiz, en 1645, es decir, durante el reinado de Felipe IV.

Es tradición que a la capilla original acudiera a rezar con frecuencia el labrador Isidro (realmente era más pocero que labrador), tradición que alcanza a otras muchas iglesias, puesto que era muy dado a la oración. Y ya que hablo de parroquianos quede aquí que apuntados en los libros parroquiales de San Ginés, constan tanto el bautizo de Quevedo, como la boda de Lope de Vega.

Más o menos donde hoy se ubica la lonja que da a la calle Arenal existió un cementerio del que la Inquisición desenterró y quemó una buena cantidad de huesos, al suponer que pertenecían a judíos que por allí habían vivido cuando era tan sólo un arenal, propiamente dicho.

En mi peripecia personal, San Ginés sólo era la iglesia en la que el obispo auxiliar de Madrid-Alcalá, que era el hermano del director y dueño de mi colegio, confirmaba a las mozas y mozos al alcanzar la edad apropiada (la del pavo, más o menos), lo que suponía que una vez al año aparecíamos por allí, aseaditos y trajeados decorosamente. Tengo constancia fotográfica de ello, ya que la ocasión lo merecía, pero hago al lector la caridad de no reproducirla.
El pedernal luce con todo esplendor en distintas fachadas realzando y enriqueciendo el trazado de Juan Ruiz. Como en tantas ocasiones se echan de más los edificios adosados que restan vistosidad a un templo realmente notable.
En el caso de San Ginés, el pedernal está dispuesto en cuarteles de distinto tamaño según la fachada de que se trate, en los que el pedernal queda “aplanado” por la argamasa que lo une. La separación vertical entre cuarteles se hace con una doble fila de ladrillos

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