lunes, 10 de diciembre de 2012

Casa de Cisneros

La llamada Casa de Cisneros fue construida en 1537 por encargo de Benito Jiménez de Cisneros, sobrino del cardenal. Se trata, sin duda, de una casa palacio digna de admiración allí donde estuviera, que tiene para sí el mérito de ser uno de los escasos exponentes del estilo plateresco en Madrid.
Pero sucede que la admiración se ve amplificada por formar parte del conjunto “austria” de la Plaza de la Villa que tanto gusta ahora, gracias, claro está, a la combinación de ladrillo cocido y de pedernal que lucen la mayoría de estos edificios.

El Palacio tiene sus anécdotas e historias de entre las que creo destaca la ingeniosa huída, la noche del 18 de marzo de 1590, de Antonio Pérez, el fiel secretario de Felipe II que estaba acusado de alta traición, no sin antes haberse travestido de mujer.
Vuelvo al rincón para comentar, en primer término, que la fachada de la Casa de Cisneros que da a la Plaza de la Villa es la trasera, ya que la principal, y más ornamentada, es la que da a la calle del Sacramento y, en segundo término, para dar las gracias al arquitecto Luis Bellido y González que, en 1915, fue el encargado de unir la Casa de Cisneros con la Casa de la Villa, para lo cual construyó un precioso arco sobre la Calle de Madrid, que me parece “un rinconcito dentro de un rincón”.
Por cierto, ¿se han fijado en la enjundiosa calle que Madrid se ha dedicado a sí misma? Después de ver su anchura y longitud, ¿se puede seguir afirmando que los madrileños somos unos fantasmas? Pero eso sí, el rincón dentro del rincón, está rodeado de pedernal por los cuatro costados. ¡Ole que sí!

Sobre el origen del pedernal, no hace falta ser muy imaginativo si se tiene en cuenta que la construcción del Palacio es coetánea con la destrucción de la Puerta de Guadalajara, que no estaría situada más allá de unos cincuenta metros.
El pedernal está alineado con la fachada por obra de las amplias llagas que lo circundan, tanto en la torre principal en la que se combina con el granito, como en el resto de las fachadas, en las que se combina con el ladrillo.

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